Caminante no hay Camino, se hace Camino al andar.

Con el pasar de los días me doy cuenta que la rutina de víspera de los 30's se acerca a pasos agigantados, yo no soy la excepción. Me doy cuenta como mis amigos de la vida, la familia logra destinar parte de su tiempo para realizar miles de cosas y yo no. Desde el inicio de la incapacidad no he ni siquiera tomado el sol, y eso que el balcón de casa es ideal para ello. Se que me gusta el trabajo, añoro mi estar en la oficina haciendo cosas. Cuento los segundos para volver a la normalidad. Estas pausas obligadas no me agradan.

Gracias a los fuertes vientos que golpean la ciudad, hay barrios que se han quedado sin fluido eléctrico, en mi barrio así fue, inicialmente por un árbol que al caer reventó los cables de la luz. El calor es insoportable, y en las noches las ventiscas son muy fuertes lo cual complica el poder dormir. Sin luz no hay tele, tampoco internet, la nevera se debe abrir muy a conciencia, pero esto es llevadero si no es porque no tenemos planta y los ascensores no sirven, moverse desde el piso 19 lo hace evaluar a uno todas las alternativas.